sábado, 15 de octubre de 2016

Santa María, Catamarca



Si estás en Amaicha del Valle, Tucumán, o en Cafayate, Salta, hay una cita cercana en Santa María, Catamarca, ciudad capital de uno de los dieciséis departamentos de esa provincia, puerta de dos comunidades que se pueden visitar caminando, a través de un recorrido de once kilómetros que va subiendo por la ruta 40 hacia Tucumán.

El dedo es más complicado hacia Amaicha, por el camino, que intentarlo hacia Salta o hacia la propia Catamarca. Cuando lleguen a Santa María, pregunten por la dirección del camping municipal, que es la opción más barata para hospedarse. Cuando tuve el gusto de conocerlo, en 2015, aún no era temporada alta (enero y febrero), por lo que tuvimos varios metros de verde para abrazarnos al lugar. El camping municipal tiene baños, aunque precarios, mesas, parrilla y una oficina central donde te calientan agua si necesitas, por ejemplo para un mate, que nosotros, como entrerrianos, tomábamos todo el tiempo. 

Hasta el año pasado ese camping costaba $20 por persona y no se abonaba por la carpa, el valor más barato que encontramos, salvo el famoso camping de Bili, de Purmamarca, Jujuy, del cual hablaremos en otra publicación más adelante. Ya instalado en la energía de Santa María, hay dos comunidades, Las Mojarras y Fuerte Quemado, a pocos kilómetros de la ciudad, camino totalmente recomendado para perderse en su humildad y solidaridad.

Si recorren un poco Santa María y ubican la oficina de turismo, de manera muy amable les brindarán un mapa de la ciudad, y les explicarán como llegar hasta la primera de las comunidades. De igual modo intentaré contarles algunos detalles del camino para compartir el entusiasmo por su tierra. Una de las formas es agarrar la calle Mariano Moreno, o algunas de sus paralelas hasta chocar con la Avenida Costanera. En su recorrido ingresarán por calles trabajadoras, donde pedimos varias veces agua, y siempre hubo respuestas muy solidarias por vecinas y vecinos del lugar. Cuando lleguen a Las Mojarras tendrán que atravesar el Río Santa María, que se encuentra seco. Caminando, de a poco te vas perdiendo entre la pesada arena del río el verde que espera por delante, y las montañas que rodean cualquier paisaje. Cuando escribo sobre ese río seco es imposible olvidar lo que costaba atravesarlo por el viento que se había formado, a tal punto que las motos y las bicicletas eran llevadas a tiro por la complejidad del clima. No se si siempre será así en esa estación o fue en ese momento, pero dejó un recuerdo, grato de igual manera, por el entusiasmo de llegar hasta Fuerte Quemado, segunda comunidad, bastante más al norte, a once kilómetros de Santa María, con un mirador desde el cual se puede ver el paisaje catamarqueño. Pasado el río será el turno de caminar la ruta 40, una línea de encuentro que atraviesa toda la Argentina, y que en esos viajes del norte, entre Salta, Tucumán y Catamarca, nos espera repetidas veces, en ocasiones para caminarla, en otras con un colectivo, a veces pavimentada, otras de tierra, pero siempre con el mismo abrazo que contagia.

El río seco Santa María



Sobre la comida la mejor opción es usar el fuego de las parrillas e ingeniarse para obtener un menú barato, que siempre cuando hay ranchadas todo termina siendo más gasolero. Eso, como ya hemos dicho, es un gran aporte del viaje mochilero en general y del camping en particular. Los lugares centricos para comer como para dormir necesitan de un presupuesto parecido a Tucumán o Salta Capital, es decir un poco más barato que Entre Ríos, Santa Fe o Buenos Aires, pero más caro que Jujuy y otras partes de Salta y Tucumán.


Sea en la opción que elijan, Santa María es un lugar para detenerse, compartiendo un mate, viajando gasolero.




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